Sunday, April 7, 2013

Bar Mut


Visto desde fuera parece una taberna de última generación. Cuando entras tiene cierto aire a Cheer’s por lo acogedor y notas enseguida un extraño efecto: sus dimensiones no siguen la tradicional geometría euclidiana. Es bastante más grande de lo que parece. Hoy, es lugar de cita ineludible de los modernos de la ciudad y, aunque la carta escuece, resulta casi imposible encontrar mesa. Cuando Robert de Niro pisó el Bar Mut hace ahora poco más de un año, seguramente pensó que se trataba de un bar agradable, con una carta bien provista y una excelente bodega. Nada más. Pero algo le sedujo. Tanto, que volvió casi cada noche durante las 15 días siguientes, se hizo íntimo de su dueño y le ofreció asociarse para abrir una réplica en Nueva York. "Él estaba rodando en Barcelona y tuvo algún problema con el sitio al que iba esa noche. El chófer que lo llevaba me conocía de cuando yo trabajaba en producción de publicidad, así que le propuso venir a cenar. Y ahí empezó todo".
¿Qué puede ofrecerle un bar de este planeta a alguien que no sólo vive en Manhattan sino que conoce todos los rincones del mundo? Kim Díaz, propietario del Bar Mut y de Mutis, el club privado que hay arriba, enumera los pilares del éxito de su local como quien recita una fórmula alquímica: "Yo creo que la calidad del producto, la naturalidad del servicio, la estética del espacio... Y la orquesta de arriba. Aquí lo tenemos mucho en cuenta y eso fue lo que le acabó de encantar. Pero creo que el secreto último es que pudo estar cenando como si nadie lo conociese. O al revés, como si lo conociesen de toda la vida. Dentro del Bar Mut ningún cliente se acercó a importunarle y nos comportamos con él sin aspavientos, como un cliente más". Sin embargo, a fuerza de verse cada noche, la relación comercial trascendió a una amistad que hoy perdura. De Niro ha vuelto a Barcelona y ha venido a saludarle y Kim ha estado en casa de la estrella en Manhattan.

No comments:

Post a Comment